Hace algunos años, Neil Gaiman fue invitado a un encuentro de grandes artistas, científicos y personas que habían hecho importantes descubrimientos. Cuenta que se sentía completamente fuera de lugar y pensaba que en cualquier momento los demás se iban a dar cuenta de que él no debía estar allí con ellos.
Una de las noches charlaba con un señor mayor, muy amable y educado, con el que además compartía su primer nombre y el señor le comentó: “Miro a toda esta gente y pienso, ¿qué diablos estoy haciendo aquí? Han hecho cosas increíbles. Yo sólo fui a donde me mandaron”. A lo que Gaiman respondió: “Sí. Pero fuiste el primer hombre en la luna. Creo que eso cuenta para algo “.
“Y me sentí un poco mejor. Porque si Neil Armstrong se sentía como un impostor, tal vez todos lo hacían”, cuenta Gaiman.
Las anécdotas como esta abundan. Gente que ha conseguido las cosas más impresionantes y que están convencidos de que un día alguien va a golpear a su puerta y les va a decir: “te descubrí, ahora todos sabemos que sos un fraude”.
Albert Einstein, Michelle Obama, JLo, Meryl Streep, Jodie Foster, Maya Angelou, Kate Winslet, Mike Myers, Sheryl Sandberg, David Bowie, Serena Williams, Howard Schultz, Arianna Huffington y muchos más, en el fondo creyendo que no son tan capaces como los demás creen.
Según la Revista Internacional de Ciencia del Comportamiento (International Journal of Behavioral Science) se estima que un 70% de las personas va a experimentar al menos un episodio del Síndrome del Impostor en sus vidas, esa sensación de ser indignos de su éxito, atribuirlo a casualidades o a un golpe de suerte y el temor de ser desenmascarados.
Este fenómeno fue estudiado inicialmente por las Dras. Pauline Clance y Suzanne Imes a finales de los 70, centrado en la experiencia de mujeres de alto rendimiento que se sentían fraudes intelectuales.
Como la mayoría de los estudios iniciales se centraron en mujeres, por mucho tiempo se ha creído que afecta más a mujeres que a hombres. Pero estudios recientes sugieren que afecta más a hombres que a mujeres.
A menudo se lo ha vinculado al perfeccionismo y al miedo al fracaso, y si dejamos que se apodere de nuestras decisiones, seguramente nuestras carreras y cuentas bancarias sufran con nosotros.
Otra forma de síndrome de impostor es la idea constante de que donde estamos está muy lejos de donde deberíamos estar, de que los demás alcanzan grandes cosas y nosotros no seguimos el paso. Como cuando llevamos a los niños de paseo y todo el tiempo preguntan “cuánto falta? cuándo llegamos?”.
Según varios expertos, algunas formas de sobreponernos al Síndrome de Impostor son:
Encontrá un ambiente seguro y compartí tu secreto con otras personas.
Cuando alguien te impresione con su talento o sus logros, decíselo! Esto puede ayudarlo a verse a sí mismo de otra manera.
No te compares con otras personas, cada camino es único.
Aceptá el error como forma de aprendizaje.
Rodeate de personas que te valoran sinceramente y compartí tus éxitos.
Una de las perlas que encontré investigando este tema es lo que dice Lady Gaga: “Todavía a veces me siento como una niña perdida en la escuela secundaria y solo tengo que levantarme todas las mañanas y decirme a mí misma que soy una superestrella para poder superar este día y ser para mis fans lo que ellos necesitan que yo sea”.
Y no puedo dejar de preguntarme:
¿Así que podemos estar preocupados por nuestro síndrome, nuestros miedos, yo yo yo… o podemos ponernos al servicio de los demás?
¿Será que todas estas personas consiguieron lo que consiguieron a pesar de o gracias a que se sienten así?
¿No será una buena manera de mantenernos humanos y con los pies en la tierra?
¿No será algo bueno cuestionar nuestras ideas, lo que sabemos, en lo que somos buenos y mantenernos abiertos a nuevos aprendizajes?
¿Podemos tomarlo como una gran oportunidad si lo escuchamos en la justa medida y lo aceptamos como es?
En definitiva, todo está ahí por alguna buena razón… ¿no te parece?
Ahora contame vos!
¿Alguna vez te sentís como un fraude? ¿Cómo hacés para usarlo a favor?
Y no olvides suscribirte (más abajo) para recibir mis mails cada lunes.
*** Este blog es para vos! si hay algún tema que te gustaría que trate, dejá un comentario acá abajo o escribime a claudia@claumosz.com ***
Puf, si me pasará y, seguramente, me seguirá pasando…
Yo lo atribuyo a que cuando uno ama lo que hace y siente que es tan fácil hacerlo no lo autovalora y, de ahí parte todo. Pero no sé, no estudié ni indagué en ninguna teoría, pura teoría de una impostora 😉
Si, es algo que me pasa a menudo. Pienso que es bueno en su justa medida, es bueno ser autocrítico. también da la oportunidad para serguir creciendo, porque aquel que piensa que todo lo que hace es bueno y muy inteligente, no puede avanzar tampoco.
Me pasa, pero desde un evento particular que marcó mi vida. Desde ahí, pienso que no soy tan buena y que las personas que admiran mi trabajo, en cualquier momento serán defraudadas por algún error que seguro voy a cometer.