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En los negocios modernos, las páginas web dejaron de ser opcionales. Poca gente trabaja a las 5 AM pero resulta que mucha gente compra a cualquier hora del día.
 
Y ya no se trata sólo de vender o dar información, se trata de comunicación ida y vuelta, de servir, de enamorar, de construir comunidad…
 
“Convierte a los extraños en tus amigos. Convierte a los amigos en clientes. Convierte a los clientes en vendedores”, dice Seth Godin.
 
Todo eso tiene que hacer tu web.
 
Por eso no alcanza con tener una web, tiene que ser una buena web. Y para esto hay que ponerle escucha, cariño y pienso.
 
Y ¿cómo hago que mi web sea una buena web?
 

Sé relevante

Como te decía, existir por existir no alcanza. Antes de diseñar o re-diseñar tu web tenés que preguntarte: ¿Por qué debe existir?, ¿Qué tiene que hacer por mi negocio? y ¿Cómo va a servir a mi cliente?

Todo lo que ponés en tu web tiene que ser relevante para el cliente. Centrate en él, no en lo que vos querés contar, ni en lo que hace la competencia, ni pongas algo sólo porque queda lindo o para rellenar espacios. Todo tiene que tener su propósito.

Si podés usar menos palabras para decir lo mismo, mejor.

Ayudalos a encontrar lo que buscan

Organizá tu contenido de manera que la persona encuentre con el menor esfuerzo posible lo que vino a buscar.

Si tiene que dar muchas vueltas, se va. Si hay demasiados llamados a la acción diferentes, se confunde (y se va). Y lo que no pueda encontrar, no lo puede comprar.

Es mejor que haya menos información y más ordenada. Y que sea claro cuál es el siguiente paso a dar. No sigas tu lógica, seguí la lógica de tu cliente.

Tené siempre presente que estás diseñando una experiencia y cada click cuenta.

Escribí para personas

En internet, a veces es fácil olvidarnos que del otro lado hay una persona. Y cuando se trata de personas, no todo son datos y características, las emociones cuentan y las historias venden.

Hablale como habla, fácil de entender, no des vueltas… Mostrá que lo escuchás, que sabés lo que vienen a buscar y que estás ahí para ayudar a que lo consiga.

Escribí para personas, pero no para todo el mundo. Ser genérico lejos de conseguirte más clientes te va a hacer menos atractivo para tu cliente ideal (y probablemente también más barato).

Si podés ser específico en vez de genérico, mejor.

Mostrá tu personalidad

¿Quién sos?, ¿Cuál es tu historia?, ¿Qué hace único a tu negocio?, ¿Por qué debería comprarte?

Esto se trata de personas, no de transacciones. Mostrá tu humanidad.

Dependiendo de tu industria vas a mostrar un poco más o un poco menos, pero infundirle personalidad a tu negocio te va a ayudar a enamorar a los clientes que van mejor contigo y (no menos importante) alejar a los clientes que necesitan algo diferente.

Si podés contar historias y no sólo listar características, mejor.

Wabi sabi: la belleza de la imperfección

Tu web puede ser buena, pero nunca va a ser perfecta. Tiene que ser un experimento permanente. ¿Qué funciona?, ¿Qué podría funcionar mejor?

Sólo probando vas a saber. Así que cuando tengas tu web al aire, no te recuestes en el respaldo y creas que es misión cumplida 😉

Y tené siempre presente que como dice Maya Angelou:

“Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.”

Contame… qué más te parece que hace buena a una web?

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